Un artículo de Priscila Méndez.
El masaje hawaiano, también llamado masaje lomi lomi nui, es una maravillosa manera de estimular los músculos y relajarlos. Esta forma de trabajo corporal sagrado proviene principalmente de las tradiciones espirituales de los hawaianos originales de la Polinesia. Estas tradiciones anteriores a la colonización occidental trataban el cuerpo y la mente a través de la filosofía nativa Huna, formando parte de un rito de iniciación practicado exclusivamente en los templos o «Heiau«.
El masaje hawaiano lomi lomi nui tiene como uno de sus propósitos relajar no sólo los músculos sino el espíritu. Es un masaje profundo, fluido y rítmico, que utiliza tanto las manos como los antebrazos, abarcando extensas zonas corporales permitiendo realizar un masaje firme y controlado.
Una de las claves del masaje lomi lomi nui hawaiano radica en actuar al mismo tiempo sobre zonas distales del cuerpo y tratando varias zonas a la vez, ya que al cerebro le cuesta concentrarse en dos áreas diferentes y se «deja llevar» por un balanceo rítmico que ayuda a restaurar la circulación energética mejorando el estado físico, mental y espiritual de la persona.
En la tradición hawaiana el masaje es un elemento muy importante en todo momento de cambio y pasos determinantes de la vida: durante el embarazo y después del alumbramiento las mujeres reciben Lomi Lomi. La familia celebra la bienvenida a la vida entre cantos, mimos, suaves masajes y flores. A lo largo de su vida y ante cada compromiso vital el Lomi Lomi aporta bienestar y equilibrio en todos los aspectos del ser, incluso cuando es hora de devolver el cuerpo a la tierra, se agradece la experiencia en una emocionante celebración, se da y recibe Lomi Lomi para honrar a la conciencia del cuerpo.
«Recibir un masaje lomi lomi es como sentir el suave balanceo de las olas del mar sobre el cuerpo, es ser recogido y masajeado en todo el cuerpo con amor».
- Al trabajar sobre las tensiones musculares, ayudamos también a desbloquear líneas energéticas (meridianos de acupuntura) y articulaciones;
- Mejoramos el drenaje de fluidos (linfa, sangre) y optimizamos el funcionamiento de los órganos.
- Sin olvidar, por supuesto, el efecto equilibrante (relajante o tonificante) que tiene el contacto terapéutico de un profesional en el cuerpo de otra persona.
- Una terapia que trata al mismo tiempo los niveles físico, emocional, mental y espiritual del ser humano, logrando una suave pero intensa relajación
Indicaciones:
- Prevenir la tensión corporal. Eliminar dolores.
- Eliminar el estrés y la depresión.
- Liberar bloqueos y sentimientos reprimidos.
- Fortalece el sistema inmunológico.
- Estimular la circulación sanguínea y linfática.
- Mejorar la capacidad respiratoria haciéndola más profunda.
- Aportar mayor flexibilidad a los músculos y movilizar las articulaciones.
Duración 60 o 90 minutos.
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