Nos cuesta mucho entender que algunas cosas no van tan rápido como quisiéramos. Que en la vida y sobre todo en el crecimiento personal, algunas cosas llevan un tiempo. A veces nos frustramos, porque nos hacemos mapas mentales de cómo, cuándo, dónde, con quién… debe darse lo que yo quiero alcanzar.
Lo que más observo es la falta de compromiso con el cambio personal. Las personas dicen quererlo, pero son pocas las que verdaderamente dan ese paso.
Salen de un curso, taller o de una terapia chutados de energía y luego llegan a casa y no ponen en práctica lo aprendido. O lo ponen en práctica y resulta que como no tienen la motivación del grupo o del terapeuta… Pues aquello, dicen, no les funciona.
La realidad exterior en la que vivimos es una proyección de nuestro mundo interno. La relación que tenemos con nosotros mismos se refleja en todas las interacciones que tenemos con los demás, en cada situación o experiencia que nos toca vivir.
“La vida te trata tal como tú te tratas a ti mismo.” Louise L. Hay
Las emociones parecen siempre tener el mismo origen… La realidad no se ajusta a nuestras expectativas, de ahí que nos frustramos y ya no somos felices por no poder alcanzar nuestros deseos. Esto es un autoengaño, la Felicidad es un estado interno y no depende de nada exterior.
Para mi, es clave el compromiso con uno mismo. Éste es uno de los compromisos más dificiles de asumir porque implica tomar conciencia de nuestra manera de vivir sin engañarnos a nosotros mismos.
Una persona comprometida consigo misma es aquella que se involucra, está motivada por ella y para ella voluntariamente, pone su esfuerzo y dedicación en realizar aquello que quiere hacer, no para quedar bien, no porque tenga que cumplir para tener un salario a fin de mes o en busca de una aprobación externa, sino porque está convencida de que quiere hacerlo.
La diferencia entre compromiso y obligación entonces, radica en nuestra madurez y autoconocimiento, también en el grado de implicación que adquiramos, en el deseo de cumplir nuestra palabra por nosotros mismos.
Por eso, para mi, el compromiso tiene mucho que ver con encontrar el sentido de nuestra vida, con la madurez y la capacidad de asumir la responsabilidad en nuestras decisiones.
A medida que éstas van creciendo, también lo va haciendo nuestro verdadero compromiso, algo que se da naturalmente porque tenemos más claridad en lo que queremos y hacia donde nos dirigimos.
Comprometerse con uno mismo, supone más claridad y valentía, porque implica arriesgarse a Intentarlo y ésto nos da Miedo. Nos han educado para ir detrás de algo y no para buscar lo que verdaderamente queremos.
Una persona comprometida persevera, se siente segura de sí misma, capaz de lograr lo que se proponga en todos los aspectos de su vida. Se abre a otras posibilidades, entiende que ha de tener paciencia y constancia en sus objetivos.
Tendrá que asumir riesgos y estar dispuesta a asumir la responsabilidad si fracasa, porque ahora le servirán de trampolín.
Te animo a que mires este miedo de frente y lo hagas tu amigo.
Verás cuántos regalos te trae cuando te adentras y ves que no era para tanto.
Vence el miedo al compromiso contigo mismo/a. – Priscila Méndez www.priscilamendez.com