Siempre hemos oído que hay gestos o acciones evidentes que nos permiten saber si alguien miente, detalles como cruzar las piernas, tocarse la nariz, bajar la mirada, etc. Son muchas las organizaciones, como el FBI, que siguen haciendo análisis exhaustivos de los gestos, para poder averiguar si alguien dice o no la verdad. Hoy te contamos que signos delatan a una persona que intenta ocultar la verdad.
En una entrevista para el diario El Confidencial, de donde hemos extraído esta noticia, la psicóloga Lillian Glass asegura que: “mentir supone realizar un esfuerzo consciente por no dejarnos llevar y revisar constantemente nuestras palabras y actos para evitar que estos nos traicionen”.
La tendencia de un mentiroso es tener un comportamiento poco natural, puesto que la espontaneidad sólo nos puede conducir al fracaso, si mentimos. Glass, reconocida psicóloga americana, ha colaborado con el FBI como agente especial y ha publicado varios libros que han sido éxito de ventas y que además recomendamos desde Amare, el más importante en su carrera es «Hombres Tóxicos». Un libro lleno de buenos consejos para tomar las riendas de tu vida, si eres mujer y quieres librarte de relaciones con hombres tóxicos de una vez por todas, pero donde además expone el lenguaje corporal de los mentirosos y algunos de los gestos que les delata.
Rigidez
Los mentiroso, según Glass, suelen presentar una apariencia rígida, esta posición prepara al cuerpo para no ser descubiertos cuando mentimos.
Frases y palabras repetidas
Si una persona inventa una historia, como por ejemplo al preguntarle que hizo el día anterior, lo más probable es que establezca un discurso cerrado y de memoria para evitar caer en un error. La repetición de palabras le ayuda a convencerse de que lo que dice es cierto. Además adornar el discurso con muchos detalles que nadie le ha pedido para intentar ganar credibilidad. Si dijéramos la verdad lo explicaríamos con sencillez y fluidez.
Boca seca
El cuerpo reacciona ante el nerviosismo y una de las características de una persona que miente es la reducción de saliva en la boca. Al parecer y según experiencias vividas por Glass en el FBI, los declarantes que mienten pedían agua continuamente, les era difícil hablar, ya que su cuerpo sufría una reacción natural ante el nerviosismo por estar mintiendo.
Señalan
Es una acción que utilizamos cuando estamos a la defensiva o cuando nos sentimos atacados. Lo mismo ocurre con el mentiroso que intenta desviar la atención de sus palabras hacia la persona que tiene en frente y le está cuestionando.
Miran fijamente
Al contrario de lo que siempre se ha dicho, el mentiroso, según Glass, incluye en sus movimientos y gestos poco naturales, mirar fijamente al interlocutor. Esto se traduce en una mirada intimidatoria y controladora, es decir, opta por retar al que se sienta tentado a llevarle la contraria.
Movimiento incontrolado de la cabeza
El mentiroso exagera sus movimientos y son poco naturales y entre ellos está el de su cabeza. A menudo el balanceo o giro de la cabeza antecede al momento de responder a una pregunta.
Cambios en la respiración
Otra reacción fisiológica natural e incontrolable es la de la respiración acelerada, que se acompaña de un tono de voz titubeante y un encogimiento de hombros originado por el cambio del ritmo cardiaco. Muchas regiones del cuerpo se ven afectadas por aquellos que mienten, como la garganta, el pecho, la cabeza, el cuello o el abdomen.
Cubren su boca con la mano
Al parecer se trata de un gesto habitual entre los mentirosos, ya Sigmund Freud aseguraba que taparnos la boca intenta hacer contener la mentira en nuestro interior, por lo que es un gesto casi instintivo.
Mueven los pies
No hay nada más revelador que balancear las piernas o mover los pies ante un estado de nerviosismo, una zona del cuerpo que está fuera del alcance del interlocutor. Es una señal de que el mentiroso está deseando salir de la situación cuanto antes.
Como decía Aristóteles “El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad”. Por lo que convertir la mentira en algo habitual en nuestras vidas, y esto es una reflexión propia, es una acción que a la larga sólo causará daños irreparables en nuestro entorno y por supuesto en nuestro interior ¿A quién mentimos realmente? por supuesto, a nosotros mismos.